Lo que hoy vengo a presentar aquí es un invento revolucionario. Sí, revolucionario. Desde que mi gran amiga y colaboradora de este blog me envió un enlace una mañana y me dijo "Amiga, mira esto, vas a flipar", mi vida cambió, y mi tiempo libre se ve ahora ocupado casi al 100% explorando nuevas técnicas y profundizando en la materia.
Como habréis podido deducir por el título del post de hoy, estoy hablando nada más y nada menos que de PINTURA. Supongo que os resultará curioso que tache de revolucionaria una cosa tan ordinaria como un bote de pintura, pues bien, hoy os voy a contar la breve historia de su creación y el porqué de toque mágico.
Annie Sloan, creadora de la Chalk Paint, creó esta pintura con la intención de que fuese utilizada por todo el mundo, ¡y vaya si lo ha conseguido!. Hay varios motivos por los que decidirse por la Chalk Paint y no por ninguna otra. Ahí va un resumen:
- Creada originariamente para la restauración de muebles, no se queda ahí la cosa, si no que puedes pintar también suelos, paredes, cristal, metal, plástico, tela... Y seguro que hasta personas. Eso aún no lo he intentado, pero cualquier día me embadurno para ver el resultado.
- Es una pintura a base de agua. No se seca. Si se queda un poco "mustia", le echamos agua y como nueva otra vez.
- No es tóxica, nada de pintar con mascarillas y dejar ventilar tres días. Yo pinto en mi habitación y no hay ningún problema, ¡de hecho cuando tengo prisa la seco con secador!
- Se acabó el lijar para quitar barnices y pinturas secas, se acabaron las imprimaciones y los tapa poros. ¿Que quieres pintar? Pues coje un pincel y ponte con ello. Ya no tienes excusa. (Quien dice un pincel dice un trapo, una regla, las propias manos o cualquier otra cosa que se nos ocurra, dependiendo de lo que queramos pintar).
- La gama de colores es maravillosa, y si aún no nos convence del todo siempre podremos mezclarlos y hacer nuestro propio tono.
Me parece que estas son suficientes razones para convencerte y, como sé que estás esperando un poco de acción, ahí va mi proyecto de hoy.
Un zapatero feo. O, perdón, que antes era feo.
Nada especial, ¿no?. Un montón de maderas juntas que hacen su función de zapatero en este caso. No muy inspirador, la verdad.
Pero aquí es donde entro en acción con mi Chalk Paint... chan, chan, chaaaan!!
Elijo el color Provence, que me encanta. Cojo un pincel ¡y a darle caña!
Aquí estoy pintando en mi habitación, cubriendo el suelo con un cartón para no ensuciar y ya está.
Mi intención es pintarlo para darle un toque un poco envejecido, que se vea la madera por debajo, sin miedo. Así que pinto sin fundamento y casi sin mirar. Y sé que, haga lo que haga, va a quedar bien. De ahí el título del post de hoy.
¡Y en poco más de dos horas terminado!
Estoy muy satisfecha con el resultado, pero ha quedado todo demasiado cubierto. Ahora queda el toque final.
Además de las pinturas, hay otros productos de la marca Annie Sloan que nos servirán para dar el acabado que nos convenga o para utilizar otras técnicas.
En este caso voy a introducir las ceras. Hay dos tonos diferentes: está la cera clara, que solamente oscurecerá un poco la pintura y le dará un tono brillante, y la cera oscura que le dará un tono marrón a la pintura, haciendo parecer el mueble más envejecido. Al contrario que la cera oscura, la cera clara se "debería" utilizar en cada cosa que se pinte, porque protege la pintura. Pero que quede claro que no es necesario.
Además de para proteger la pintura, yo en este caso he usado la cera para rascar la pintura y darle ese tono envejecido que andaba buscando. Con un trapo untado en la cera, he frotado el zapatero en algunas zonas para remover parte de la pintura, y en el resto he aplicado la cera sin hacer fuerza, por lo que la pintura ni se ha inmutado.
Parece otro, ¿verdad?
Espero que os haya gustado el post de hoy, y que ya estéis pensando en que mueble vais a "destrozar" con vuestra originalidad y la Chalk Paint.
Nos vemos en el próximo post y... ¡muchas gracias por tu visita!
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